“Civilizar a los bárbaros”, “Asimilar al extranjero” y “Normalizar al diferente”.



Isabelino Siede
plantea que; en un comienzo, la escuela fue creada a partir de dos conceptos muy distintos, por un lado, generar herramientas para capacitar mano de obra para trabajo, y por otro lado, para futuros actores políticos en el Estado pues los Estados educan políticamente a los niños para hacerlos gobernables, es decir para que podamos compartir un conjunto de creencias y de prácticas que nos permitan vivir en sociedad. En la sociedad moderna el sistema escolar decidió que para formar ciudadanos había que distribuir conocimientos como la lectura, la escritura, las matemáticas y junto con ellos, la moral cívica, el conjunto de creencias y hábitos que hacen a un buen ciudadano. El origen de la escuela en nuestro país fue en gran medida propulsado por los fundamentos que proponía la generación del 37, entre ellos uno de sus más importantes exponentes fue Sarmiento. Sarmiento compartía el pensamiento iluminista y era liberal. Había copiado de los modelos que conoció en Europa y EEUU que las naciones se formaban a través de la educación. En el origen del sistema educativo, hay por los menos tres lemas, que permiten entender las claves con las cuales se pensó la educación política. Se le presentó una tarea difícil en el contexto local, dado que, existía una extensa población de inmigrantes encapsuladas en sus propias costumbres y tradiciones. También existía parte de la población vernácula formada por gauchos e indígenas. Para homogeneizar este crisol de razas, Sarmiento se basó en tres pilares:

“Civilizar a los bárbaros”, “Asimilar al extranjero” y “Normalizar al diferente”.

El primero es el lema sarmientino básico: “Civilizar a los bárbaros”: implicaba educar contra la educación familiar para que no se reprodujeran los rasgos de las tradiciones consideradas bárbaras; estas serían interrumpidas por la escuela que iba a producir un trasvasamiento cultural. Constaba de erradicar las costumbres de la educación familiar, de borrar los rasgos “no civilizados”. 





El segundo es “Asimilar al extranjero”, consistía en generar en los hijos de extranjeros, “sentimientos de argentinidad”, que el hijo del extranjero sea y se sienta argentino. A partir de 1887, se puede observar una orientación crecientemente nacionalista en las decisiones del consejo nacional de educación, preocupado por resguardar el idioma, reestablecer la enseñanza de historia argentina y la educación cívica. Otro elemento clave de este proceso fueron los actos patrios, que cobraran desde entonces una presencia indispensable en las escuelas. A los inmigrantes les esperaba una integración entendida como asimilación, como despojo de los rasgos identatarios de origen para dejar lugar al “sello de argentinidad” que la escuela impondría en cada una de las subjetividades. El himno nacional y las canciones patrias, reconocimiento de héroes nacionales y conmemoración de batallas importantes. Estos actos escolares siguen presentes en la escuela y son prácticamente incuestionables.


El último sería el de “Normalizar al diferente”, es por este medio la escuela asumió la tarea de construir al hombre “normal” y a la mujer “normal” y a la familia “bien constituida”. Para crear con esto una senda por la cual se debía transitar. Cualquiera que se desviara de la misma sería visto como enfermo, anormal, defectuoso. La tarea de las escuelas se desarrollaba en consonancia con el sistema sanitario y la asistencia social y en manifiesta concordancia con el discurso hegemónico sobre la normalidad que fue delineando los conceptos de masculinidad y femeneidad en clave de salud y enfermedad, como herramientas medulares del proceso de subjetivación. La diversidad ya no solo era vista como peligrosa, sino como desvío de la recta senda, pues la escuela y el hospital asumían un criterio único y homogéneo acerca de cómo es correcto vivir la vida, y la transmitían con enorme eficacia. Lo normal, lo estimado, lo promedio, lo que está aceptado y lo fuera de lo normal: es perverso, enfermo, insano. La escuela trabajó por un estereotipo físico. Erradicó pestes con campañas de vacunación generalizadas. La escuela fue siempre solidaria con la medicina, libreta sanitaria, pediculosis, vacunación, trabajan por instaurar una política sanitaria hasta el día de hoy.
 
 




* Isabelino A. Siede es Doctor en Ciencias de la Educación (UBA), Licenciado en Ciencias de la Educación (UBA) y Profesor para la Enseñanza Primaria (ENNS N° 2 Mariano Acosta).

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